La Gafa de Oro fue una de las primeras ópticas que se hubo en León. Abrió su tienda el 12 de Diciembre de 1925, y lo hizo en los locales comerciales que tenía la Casa Lorenzana, en la Calle Ordoño II nº 4.
Diario de León, 13 de Febrero de 1926 (con errata)
Diario de León, 27 de Febrero de 1926
Francisco Lorenzo, nacido en un pueblo de Valladolid, con solo doce años entró de aprendiz en la óptica “Alcañiz” de Valladolid, y después de once años estudiando y aprendiendo el oficio, decidió independizarse.
Aconsejado por un viajante que le comentó que en León tendría poca competencia si abría un negocio dedicado a la óptica, decidió probar suerte y se vino a León, recién casado y decidido a empezar una nueva vida.
Francisco Lorenzo, en la tienda que abrió en Ordoño II nº 4, además de los servicios propios de una óptica, ofertaba todos los artículos y servicios relacionados con la fotografía: cámaras, material fotográfico, ampliadoras, servicio de revelado (uno de los primeros en hacerlo de León y el más activo durante décadas), …
5 comentarios:
Uno de aquellos negocios familiares de León de toda la vida, como tantos que hubo y desaparecieron. comercios levantados con esfuerzo de años y cuyos dueños eran historia viva de nuestra ciudad.
Estoy completamente de acuerdo con el comentario de galerada. Van desapareciendo los rasgos y distintivos de la ciudad. Menos mal que con tus documentos renovamos la facultad de recordar.
Otra pequeña pero excepcional historia, tan cercana y desconocida.
Estás abriendo para mí, muchas ventanas a la ciudad.
Las fotos y publicidad del local, excelentes.
Saludos.
Yo no sé si será una percepción solo mía, pero tengo la sensación de que ninguno de los comercios/tiendas/negocios que existen actualmente en León (salvo alguna excepción de la calle Ancha o de la Rua), tienen el encanto de los comercios que existían hace quince o veinte años en nuestra ciudad, y que formaban parte de sus rasgos distintivos, como bien dice "La Vecina".
Gracias por vuestros comentarios y un aafectuoso saludo.
Pa ra mí que son las personas no los negocios, se ha perdido el trato personal y aquel espiritu que algunos dueños de comercios imprimían a sus locales.cada uno con su peculiaridad recuerdo una larga lista de ellos.
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