Hoy, como muchos sábados, fui a
Cuando era un chavalín y acompañaba a mi madre, era difícil ver a un hombre ojeando los puestos. Al cabo de unos años, ya se les empezaba a ver, tímidamente, pero siempre acompañados por su mujer, sin capacidad de decisión y solamente para “acarrear” el peso.
Pero hoy es frecuente ver a muchos hombres solos, asomándose a los puestos y preguntando ¿a cuánto las ciruelas?. Que cunda el ejemplo.
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