En Septiembre de 1953 el Papa Pío XII proclama el año 1954 como Año Mariano. Bueno, en realidad esta celebración se llevó a cabo oficialmente entre el 8 de diciembre de 1953 y el 8 de diciembre de 1954, y fue el primer Año Mariano de la historia de la iglesia.
En diciembre de 1953, Don Luis Almarcha, Obispo de León, pensó que sería buena idea levantar un monumento a la Inmaculada que conmemorara el Año Mariano que iba a celebrarse al año siguiente; y para ello creó una comisión promotora formada en un principio por cuatro personas: un sacerdote (Maurilio Gallego), un farmacéutico (Pedro Escudero), un hombre relacionado con empresas del sector de la harina y presidente diocesano de Acción Católica (Fernando Crespo) y un comerciante de la ciudad (Cándido Alonso).
Plaza de la Inmaculada hacia 1950Esta comisión se encargó de gestionar todo, desde promocionar una suscripción popular para cubrir los gastos que se produjeran como consecuencia de la realización del proyecto hasta hablar con el Ayuntamiento para concretar el lugar en el que se iba a instalar el monumento, pasando por elegir un escultor que realizara la imagen.
Pero el Ayuntamiento estaba satisfecho del aspecto de la ciudad en esas fechas, y le ofreció a la comisión ubicar la estatua en unos lugares poco céntricos. Así que ni cortos ni perezosos los comisionados hicieron la maleta y se fueron a Madrid para buscar apoyos que hicieran cambiar de opinión a la gente del Ayuntamiento, y allí contactaron con Don Pedro Fernández Valladares, natural de Vidanes, que era Subsecretario de la Gobernación en esas fechas, y le convencieron para que la Virgen presidiera la Plaza de Calvo Sotelo, la más céntrica de la ciudad después de la de Santo Domingo. Y ya que habían hecho el viaje a la capital, aprovecharon para recaudar algunos fondos entre los leoneses que por allí vivían.

Así pues, tenían el sitio, tenían el escultor, el astorgano Mariano Amaya (otras obras de éste son la dedicada a la Maternidad en el patio del Instituto Leonés de Cultura y la dedicada a los Donantes de Sangre en la Corredera) y tenían el arquitecto, Ramón Cañas del Río, que además era el presidente de la Diputación por aquellos años, que se encargó de proyectar un pedestal que acercara la imagen al cielo. Al acto de colocación de la primera piedra solo acudieron el arquitecto, el escultor, los cuatro miembros de la comisión gestora y el que bendijo la colocación de la piedra. Siete en total.
PROA, 1 de Junio de 1956
Diario de León, 1 de Junio de 1956En cambio al acto de inauguración, el 3 de junio de 1956 y según se puede leer en la prensa de la época, acudieron miles de personas entre las que estaban todas las fuerzas vivas de la ciudad, el representante del Papa, los obispos de Santander y de Cuenca, ….
PROA, 3 de Junio de 1956Con el dinero recaudado por medio de la suscripción popular, no hubo suficiente para sufragar los gastos que se ocasionaron con motivo de la realización del monumento, por lo que los propios miembros de la comisión pusieron todo lo que faltaba de su bolsillo, con el ánimo de ir recuperándolo poco a poco de las limosnas que la gente fuera dejando en la hucha que debía de servir también para comprar flores a la Virgen. Pero jamás llegaron a recuperar la totalidad del dinero que pusieron.
Hoy la Inmaculada, desde sus alturas, sigue atenta las idas y venidas de los leoneses. Ya no hay hucha ni flores. Después de la reforma que sufrió en 1982 ha dejado de ser el punto de encuentro que fue. El acceso al centro de la plaza se hace cruzando alguno de los dos pasos de cebra que la dan acceso y que son bastante peligrosos y casi no se ven ya niños jugando ni gente paseando por ella.